Si en algo coincidimos los paiteños conscientes de su legado es en la pasividad con que se ha abordado durante mucho tiempo el rescate, y el mantenimiento de nuestro invaluable patrimonio tanto cultural como arquitectónico, la preservación de estos son -valga la redundancia- inherentes a la preservación de nuestra identidad, lo que a simple vista pareciera etéreo e intangible, es una de las razones por las cuales su deterioro y pérdida inciden sobre la fortaleza de nuestro carácter como paiteños, estas razones de lucha por su preservación son también alimento de un paiteñismo poco entendido y nada practicado por los políticos o algunos líderes de opinión si se quiere. Esta corriente de pensamiento siempre apunta a sacar a la superficie lo mejor de nuestra esencia, mostrarlo, resaltarlo o destacarlo porque justamente sobre ese espíritu es que se puede tomar fuerza y darle sentido a esa corriente de la cual se alimenta el orgullo de haber nacido en esta tierra y de hacer lo mejor por ella.
Hemos visto a adultos y jóvenes paiteños por igual enarbolar la bandera de ese paiteñismo, en sus posturas ciudadanas, en la defensa de nuestro acervo, en la búsqueda incansable a través de las ideas de un futuro mejor para la sociedad de la cual forman parte. No todos los paiteños son actores de esta corriente, muchos la apoyan, pero no son partícipes directos, vemos iniciativas plausibles como la de renombrar nuestras calles y avenidas con el nombre de paiteños ilustres (aunque algunos se roben las ideas), vemos que existe preocupación por mantener vivo el legado cultural, y aunque esto parecieran esfuerzos menores o aislados, no lo son, por el contrario, muestran la tenacidad de ciudadanos que adversando la común desidia del poblador, osan confrontar y cuestionar políticas insulsas que lo que hacen repito, es mantener el estado actual de las cosas, y no es nada fantasiosa esta afirmación, con solo dar una mirada somera alrededor nuestro veremos la decadencia y el abandono de la otrora joya del norte peruano. Sin el menor asomo de chovinismo podemos afirmar que Paita era en efecto una joya, que acusando los embates de políticas supra provinciales sucumbió a la falta de planificación, al desorden (paradójicamente) de orden territorial y a una inmigración interna que aún sigue pesando en su desarrollo.
Pasamos de ser la provincia más grande de la región a ser la más cercenada y la de menor desarrollo humano en esta parte del país, sin espacios propios para el desarrollo cultural, educativo y deportivo por citar algunos rubros donde quedamos debiendo.
Insisto, no es de recibo que se puede aceptar que nuestra provincia incluida nuestra ciudad con una historia abundante no tenga un museo, donde sus artistas muestren sus obras y se muestre lo mejor de nuestra herencia histórica y cultural, que no tenga una biblioteca decente y accesible a todas las personas, que no tenga un teatro, un auditorio, ni siquiera un escenario decente, pero lo peor es que no tenga una política clara en el tema histórico-cultural, que no sea más que un copia y pega de actividades sin derrotero alguno, donde el horizonte cultural tenga que estar marcado por quienes no tienen ni idea, ni claridad, ni siquiera la humildad de buscar asesoramiento en estos temas tan importantes para el desarrollo didáctico y formativo. El futuro es sombrío y no he visto en ninguno de los políticos que aspiran a regir las riendas de nuestra provincia una sola línea o manifestación sobre estas carencias, es muy obvio que para ellos es una manera muy clara de subestimar estos asuntos que no les despierta interés alguno.
Cuando escucho que alguien dice que en lo que concierne a nuestro patrimonio arquitectónico no se puede hacer nada, me pregunto qué paiteño en su sano juicio puede darse por derrotado y amén de eso transmitir ese pesimismo a sus pares, sin duda que la peor batalla es la que no se da o la de rendirse antes de enfrentar los obstáculos, que no son más que la actual legislación obsoleta, desfasada y las personas en los cargos públicos reacios a involucrarse.
Desde este espacio siempre nos hemos manifestado críticos de la tibieza y pocas agallas de quienes asumen un cargo y se niegan u omiten ejercer sus facultades legales para promover ese tipo de desarrollo que requiere nuestra provincia.
Tenemos un patronato cultural, (recientemente renovado) asociaciones de artistas comprometidos, escritores independientes, algunos periodistas que pueden sumarse a mantener este tema siempre en la palestra publica, hoy hay una congresista que no puede alegar desconocimiento de la realidad paiteña y más allá de las acciones ligadas a su bancada, sus deberes para con sus electores deben ser prioridad. No escatimemos esfuerzos en buscar unidad en el desarrollo cultural y la preservación de nuestro legado histórico.
Saludo el genuino interés por un grupo de ciudadanos que se motivan y se animan, se identifican no solo con esta cruzada que no tiene bandera política sino de plena identidad, amén de todos los valores más intrínsecos del paiteño, incluidas sus luchas sociales. ¡Paiteño! Que no nos distraiga la tibieza, ni el pesimismo, menos el derrotismo que existe sobre este empeño, ni la comodidad de muchos blandengues, que de estos está plagado nuestro país y es solamente de osados y tenaces mantenerse siempre en la lucha.
Por la esperanza de ver un Paita desarrollado en lo cultural y que su patrimonio brille como lo fue siempre para beneplácito de propios y extraños.
Dejo como referencia algunos artículos con los cuales desde este espacio nos hemos referido al potencial de nuestra ciudad y el tema cultural.
Nombre de ciudadanos ilustres a nuestras calles
Aduana de Paita de orgullo a vergüenza
Mirador de Paita. Lo bueno se imita y se reconoce