Si pensaban que nada nos podría sorprender en el ámbito político local además de algunos saltarines que van y se acomodan donde mejor les da el sol en la mediocre política de Paita, pues hoy se escuchó en el hemiciclo del Congreso a un Reymundo Dioses, que recordemos que abjuró de su conocido nombre en las últimas elecciones para de manera disimulada imponer el menos usado de Luis, jugada táctica para evitar ser reconocido por sus detractores que no le perdonan haber pasado sin pena, ni gloria pero aparentemente con mucha uña por la alcaldía paiteña.

Un personaje que transgredió los controles, contrató a diestra y siniestra a personal sin ton ni son, obras sobre valuadas y observadas, incurrió en el último tramo de su periodo en abierta beligerancia política, empleando recursos de la Municipalidad para apoyar a su hermano en la última contienda electoral y en la cual no llegó a lograr la preciada alcaldía porteña, una de las características de esa última campaña a nivel nacional era ver en todo el Perú como diversos familiares se apoyaban o deberíamos decir se recostaban sobre sus familiares en aras de llegar al sillón de la alcaldía.
¡Y sorpresa hoy! Hablando de moralidad en el Congreso de la República, si aquel que coimeaba sin tapujo alguno, aquel que promovía sin descaro alguno el diezmo ahora la pica de moralista. Hasta tiene su videíto para no desentonar, no como el de Montesinos, pero si lo grabaron también en el acto más inmoral de un político, “coimeando”.
Cultivar la memoria es menester para aquellos que no perdonamos las ofensas hechas a la tierra de Grau, ni a ellos ni a aquellos Felipillos que por unas cuantas monedas venden su alma al diablo sin importarle el futuro ni el progreso de Paita.
Se vio antes y se sigue viendo ahora, ¿Tan difícil es caminar recto y erguido, con la frente en alto?, claro que no, pero eso solo lo da la seguridad, la honestidad y la probidad de la persona. Los errores pueden corregirse y aún perdonarse, cuando no hay dolo ni mala intención, pero cuando alguien entra con la clara consigna de robar descaradamente, eso no tiene ni excusa ni perdón, así que está bien que miremos lo que pasa en el gobierno central, pero no nos olvidemos de lo que sucede en nuestras narices, en nuestra localidad, somos muy efusivos, rimbombantes y bulliciosos para tirarle al gobierno, que con seguridad se lo merece, pero y al de aquí, al que te roba en la vecindad, ¿Te quedas callado?
Se avizora nuevamente la participación de un personaje conspicuo en temas de corrupción, la clase política porteña está sustentada por la ignorancia y la orfandad de valores de sus miembros y de quienes de manera ingenua les prestan su apoyo para que sigan haciendo lo mejor que saben hacer. ¡Coimear!
Nota: El artículo original se escribió el 23/09/2020