Nuestra alicaída clase política ha ganado su cada vez más deteriorada reputación a puro pulso y con ahínco, como si fuera una competencia inusual por ganarse el fastidio y repudio de la población. Entendemos que muchos de los ciudadanos son sujetos de la influencia de los medios, no obstante, esta aseveración no estaría sustentada habida cuenta de la escasa difusión y casi inexistente fiscalización periodística a cualquier medida que implique una vacancia que como espada de Damocles pende sobre la figura presidencial desde el inicio de su ejercicio.
Nuestra representante Heidy Juárez no ha sido ajena a los cantos de sirena de su propia bancada, no ha sido ajena al protagonismo que parece encontrar un permanente romance con los neófitos legisladores y que a juicio de este servidor obnubila en gran medida la lectura correcta del acontecer político y la buena disposición al consenso que debería ser la regla y no la excepción como ya es de costumbre en estos tristes días de nuestra democracia, nuestra siempre precarizada y venida a menos democracia.

Dicen que solo los ríos no se devuelven, y pareciera que este fue el caso de nuestra joven congresista, quien en su momento acusó de una flagrante zancadilla política, a quien es ahora su padrino político, el siempre desacertado Cesar Acuña, si el mismo de “Plata como Cancha“, sobre quien no nos referiremos a razón de su amplia pero triste fama.
En esos nublados días electorales del 2016, tras haber quedado fuera, según ella, por una componenda de Marisol Espinoza y la dirigencia de APP, a través de un documento, la ex-postulante al congreso manifestó:
“Hoy vemos incrédulos cómo la actual dirigencia nacional y regional de APP está cargada de soberbia e imparcialidad (sic) política […] antepone sus apetitos personales y del clan familiar Acuña sin consulta previa”. No se puede convivir con la inmoralidad y viveza criolla, cualidades de la cúpula dirigencial Regional y Nacional…”, precisa en el documento.
Hoy se alinea y con alegría anuncia su voto en conjunto con la bancada del mismo partido, del cual en algún momento despotricó.

Actualmente, el perfil de Tweeter de Heidy Juárez no menciona ni aparece el nombre de Paita, a pesar de que siempre usó y abusó de su condición de paiteña en la campaña que la llevo al congreso, no seremos mezquinos y a su favor mencionaremos que fue de hecho la congresista más votada de Piura, pero esos votos no le dan patente de infalible en sus apreciaciones, juicios y decisiones en el congreso que demás está decir afectan a todos los peruanos, como ha sucedido hace pocos días cuando afirmó con grandilocuencia “En defensa de la democracia” que habían aprobado la Ley que limita los alcances de la Cuestión de Confianza, desconociendo sin duda y con la agravante de ser abogada piurana, (Paita no se ve por ningún lado) el golpe a una de las reglas básicas de la convivencia democrática como lo es un equilibrio de poderes que evite o no permita abuso o imposición de un poder sobre otro. Tampoco no nos deja de llamar la atención de manera severa el hecho nada sutil de la aparición de proyectos de ley que sin duda surgen con un fin específico en total desconocimiento -a nuestro parecer- de un marco constitucional claro y preciso, ya establecido y que en una movida parlamentaria muy calculada pretendan cambiar las reglas del juego a favor del legislativo. Sin ser jurista, menos abogado, es a todas luces una injerencia en el quehacer democrático que será muy probablemente evaluado y restituido en su momento por el Tribunal Constitucional.
El ciudadano común está atento al juego maquiavélico de ciertas fuerzas en el parlamento que, en estos meses de legislatura, se ha dedicado sin tapujo alguno a inventarse un flujo de control político sin precedentes, en buen castizo, “hasta por estas pajas” quieren crear la atmosfera y el ambiente propicio para su “golpe suave” amparados falazmente en el supuesto amparo de la legalidad. Otros analistas sugieren un blindaje preventivo ante una eventual disolución.
Lo que se avecina será un capítulo más de la crispada y conflictiva relación que Ejecutivo y Legislativo han tenido desde julio del 2016, cuando los peruanos y peruanas elegimos a un presidente de la República sin mayoría parlamentaria, y que llegó a su punto máximo el 30 de septiembre del 2019 cuando el presidente disolvió constitucionalmente el Congreso y convocó a elecciones parlamentarias. David Lovatón Palacios
Nos preocupa que la labor de los congresistas electos por nuestra comunidad confundan su labor de fiscalización con un claro y evidente ánimo a complotar en contra de quienes a su parecer no calzan en su esquema ideológico, por lo consiguiente deben ser eliminados “democráticamente”.
Si bien hay la errónea creencia de que el congreso es una fábrica de leyes (es una de sus prerrogativas). Craso error. El Parlamento es un foro de debate político, donde los representantes expresan las opiniones ideológicas y programáticas de las comunidades a las que pertenecen. El Parlamento es un ente fiscalizador de los actos del Poder Ejecutivo, lo que constituye misión indispensable para el debido contrapeso en el ejercicio del poder. El Parlamento también es, desde luego, un ente legislativo. Pero esta última función está autolimitada, en los tiempos modernos, por la delegación que suele otorgarse al Poder Ejecutivo para legislar. Felipe Osterling Parodi
Salvo el periodo posterior a la disolución del congreso por Martín Vizcarra, el ambiente crispado, de fricción no da descanso, desde el año 2016 cuando Pedro Pablo Kuzcinsky accedió al poder sin una bancada que lo respaldara, fuimos testigos del abuso de la labor parlamentaria (abuso reconocido por la ex candidata de Fuerza Popular) y que pareciera que este aporreo al gobierno de turno se ha democratizado entre las nuevas bancadas de la DBA, bancadas que de manera incesante parecieran competir por ubicarse en los titulares de la prensa limeña y ver quien pega más, la exposición mediática tampoco ha sido ajena a la congresista Heydi Juárez, lamentamos sin duda alguna este “faux pass” político que se sumará a otros si no actúa con tacto y mesura que corresponde en este caso a una congresista que se precie de ser mesurada y correcta en sus decisiones.
Nos preocupa el desempeño de nuestra actual representante, no podemos sin pena recordar el paso de algunos congresistas que dejaron de recuerdo una actuación percudida en el Parlamento, no quisiéramos que nuestra congresista siga los pasos de personajes como el escurridizo y acusado exalcalde de Paita, Reymundo Dioses o la extremista de derecha Fabiola Morales, y menos como el falaz y calculador Franco Salinas de Acción Popular, que lo que dejaron fue oprobio y escasos o ningún beneficio a las comunidades a las que se debían, pero que finalmente olvidaron en sus afanes políticos y de ascenso personales.
Finalmente, si así va a defender la democracia nuestra representante, en lo personal le rogaría encarecidamente: No me defiendas comadre!